Etapas del dibujo infantil: un camino a través de la expresión artística.
El dibujo infantil es una ventana hacia el mundo interior del niño, es una forma de manifestar sus emociones, pensamientos y percepciones del ambiente que lo rodea. Se constituye como una herramienta muy eficaz, ya que puede darnos pautas sobre la personalidad, el carácter y la relación con el entorno familiar y social.
Además del conocimiento que se tiene sobre el niño, es necesario tener en cuenta algunas características del dibujo: el tipo de trazo, los colores elegidos, el material, el posicionamiento, el tamaño y cuánto ocupa dentro de la hoja, entre otras variables.
Es importante tener en cuenta que, más allá de las fases evolutivas y lo que es esperable según la edad, cada persona es única y singular. Es por ello que las etapas que analizaremos a continuación, pretenden ser orientativas, por lo que no debemos asumir la presencia de sintomatología si alguna de ellas no concuerda con la edad del niño.
Garabateo
Es la etapa inicial del dibujo infantil. Abarca entre los 2 y los 4 años de edad.
Al comienzo, los movimientos son principalmente exploratorios. Se trata de los primeros trazos en los que no hay un sentido concreto, ni una intención representativa específica.
Poco a poco y conforme avanza su desarrollo, comienzan a surgir patrones circulares, horizontales, verticales y puede reconocer y nombrar lo dibujado. Se sientan así las bases para el desarrollo de formas más definidas.
Pre-esquemática
Esta etapa se presenta entre los 4 y los 6 años de edad.
Los dibujos comienzan a tener formas más reconocibles y aparecen los primeros intentos por representar la figura humana, animales y algunos objetos de manera simple. De esta manera, se consolidan y fusionan los trazos de la etapa anterior.
La elección de los colores no es fortuita, sino que se relaciona con los aspectos emocionales del niño.
Esquemática
Se desarrolla entre los 7 y los 9 años.
El dibujo de la figura humana evoluciona hacia algo más detallado y organizado. Las experiencias personales influyen en el nivel de detalles del dibujo, pudiendo presentarse alteraciones de acuerdo al momento que el niño se encuentre viviendo.
En esta etapa aparece la línea sobre la que se apoyan sus dibujos y los personajes (línea base) y comienza a hacerse presente el dibujo de la figura humana de perfil.
La elección de los colores se relaciona cada vez más con la realidad.
Realismo
Se hace presente de los 9 a los 12 años.
Aparece el uso de la sombra, la textura y las expresiones faciales. Los niños buscan representar la realidad con mayor precisión y de manera fotográfica.
El uso del color evoluciona hacia la posibilidad de usar gradaciones tonales y matices, haciéndose cada vez más significativo y simbólico.
Crítica
Se desarrolla a partir de los 12 años.
Finaliza el dibujo como actividad espontánea porque evoluciona su razonamiento y comienza a ser crítico de sus obras.
En esta etapa empieza a desarrollar un estilo propio a través de la investigación de diferentes técnicas, materiales y estilos, buscando reflejar su propia visión del mundo. Todas estas exploraciones le permiten desarrollar una mayor destreza técnica.
El dibujo infantil como estrategia
Es fundamental comprender que el dibujo infantil es de suma importancia para el desarrollo integral del niño, ya que le permite desplegar su potencial en relación a la creatividad, la comunicación y la resolución de problemas. A través del dibujo, el niño puede:
- ● Comunicarse con los demás.
- ● Desarrollar su motricidad fina y gruesa.
- ● Promover su creatividad.
- ● Favorecer su autoestima y la confianza en sí mismo.
Es importante observar atentamente el proceso de dibujo del niño, siempre desde una mirada de respeto, destacando su creatividad y valorando su expresión personal.
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